Empresarios en alerta por un equipo económico desorientado y sin plan

Los empresarios más poderosos del país comenzaron a desandar algunas banderas en favor de los cambios impulsados por el Gobierno aunque evitaron hacerlo de manera pública. El último de los funcionarios que más confianza les generó, y al que le creyeron incluso a vista de un futuro complejo para la actividad económica, fue el renunciante presidente del Banco Central, Luis Caputo. Ahora, les ganó el desconcierto y sus análisis tienen mayor margen de error, según sus propias definiciones

 

 

 

 

El lunes y durante las primeras horas de ayer se dirimían entre los que definían al paro gremial como “político” o “contextual”. Todos coincidían en que una medida de fuerza, “aun cuando existen argumentos para realizarlo”, se trataba de una decisión “poco feliz” para el momento del país. Pero la salida de Caputo del BCRA los dejó sin argumentos: “está claro que no existe un plan que permita establecer un parámetro”.

 

Los empresarios reconocen que su incidencia es “devaluada” y que “hace tiempo” dejaron de ser consultados para sopesar medidas económica o de impulso a la actividad. El argumento mayor lo llevan las causas que investigan casos de corrupción y que los dejaron sin poder opinar sobre las necesidades de las empresas nacionales en el medio de la crisis.

 

Son varios los dueños y ejecutivos de empresas de primera línea los que admitieron a BAE Negocios que la estanflación que destruye a las firmas locales estará presente por mucho más que un año, y descartaron nuevamente la teoría del segundo semestre que desde el Ejecutivo prometieron que finalmente llegará para el 2019, en plena contienda electoral. Allí reside la principal preocupación del sector privado.

 

Sucede que los hombres y mujeres de negocios esperan en materia política el surgimiento de una tercera línea que se aleje del camino de Cambiemos, pero que evite el retorno al “populismo” con Cristina Kirchner a la cabeza. Aunque, un año es una “eternidad” para la supervivencia de fábricas y negocios.

 

Existe por estas horas una abundancia de incertidumbre entre los empresarios, que se resignaron a tasas altas por una larga temporada y al congelamiento de las expectativas productivas. Así como en plena fiebre importadora aceptaron comprar afuera del país bienes de capital para agregar un pequeño valor y mostrar así la etiqueta nacional, hoy piensan en las inversiones financieras para sobrellevar el estado de sus cuentas en rojo.

 

Incluso, realizan pequeños artilugios que les permiten sobrevivir un mes más: adeudar aportes patronales porque la tasa de interés de la AFIP está muy por debajo del 60% que dejó Caputo en su paso por el BCRA.

 

Ayer, en el medio de una ciudad de Buenos Aires vacía y sin reuniones empresarias -como el caso de la UIA que desactivó 24 horas antes a su Comité Ejecutivo por falta de quórum-, circuló por mensajes multimedias una explicación sobre los tiempos estratégicos utilizados para la salida de Caputo. Pero ya pocos le creen. “No saben en dónde están parados. Ni siquiera admiten los graves errores que los van a llevar por negligentes, en el mejor de los casos, ante la justicia”, disparó el dueño de una fábrica.

 

Esa fue una imagen del cambio de época. Los empresarios desconfían del Gobierno y de sus intenciones. E incluso, de la Justicia. La indagatoria de Paolo Rocca de Techint y de Marcelo Mindlin de Pampa Energía por el caso de los cuadernos alejó a otros empresarios de un plan sin rumbo económico.

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